REFORMAR O RECORTAR EL PARO
Lejos de despejar dudas, la campaña electoral está sirviendo para que, como los adivinos hacen con los posos del café, los demás interpretemos señales, silencios, frases para iniciados, con el objetivo de saber si el próximo gobierno, sea el que sea, modificará la protección por desempleo. En el famoso debate estuve atento a Rajoy, por si gana, y en cuanto dijo que no reformaría el desempleo añadiendo una frase ininteligible concluí que, por supuesto, lo haría. También parece significativo que esa prestación no esté en entre las que, si ganase, no se recortará. Además, ya se frecuente leer opiniones como estas: “algunos, pudiendo encontrar un empleo prefieren cobrar el paro y se niegan a aceptar un sueldo inicial modesto o cambiar de residencia”.
Bueno, la cuantía media de una prestación contributiva por desempleo en Almería es de 812 €, y los que cobran subsidios de 426 € son más que los que reciben prestación. Así que ya tiene que ser modesto el sueldo para que esté por debajo y encima quieren que te cambies de residencia. ¿Qué modelo económico se piensa para España, el de sueldos bajos y trabajos no cualificados? ¿no hay otro futuro? Así, no nos engañemos, sólo podríamos competir con Burundi.
Parece por tanto que si gana el que todos piensan la protección por desempleo se recortaría, que es distinto de reformar. Para hacerlo no es necesario suprimir ninguna figura, basta con cambiar alguna de las condiciones de acceso al subsidio, el de los 426 €, el que cada vez cobran más personas. La defensa de esos cambios será que cada uno tiene derecho a aquello por lo que cotiza, y el subsidio no procede de cotizaciones sino de principios como el de solidaridad, últimamente en franca retirada. Se bajaría así de forma importante el número de beneficiarios y se ahorraría, pero no es la reforma que necesitamos. Lo que urge, entre otros cambios, es que haya una coordinación real entre cobrar el paro y las políticas activas de empleo. El objetivo no es ni controlar, ni ahorrar, ni fastidiar al parado sino lograr que el paro sea la transición, breve, entre dos empleos y mientras esa vuelta al trabajo se produce hay que garantizar un nivel de rentas a los ciudadanos. Cuanto más tiempo se está en paro menores son las posibilidades de recolocarse y, por primera vez en 20 años, uno de cada cuatro parados almerienses lleva ya más de un año en esa situación. Combatir ese desempleo de larga duración que amenaza con hacerse estructural y convivir con una recuperación sin empleo debería ser la obsesión de cualquier gobernante.
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