UN ERE TRAS OTRO
Los EREs, y más en
Andalucía, tienen mala fama, e incluso asustan, aunque en realidad la figura es
buena. Es semejante a eso del kurzarbeit alemán que tanto nos metieron por los
ojos como solución casi mágica para evitar los despidos. Digo que es bueno,
porque la gran mayoría de los eres no son despidos, sino reducciones o
suspensión de jornada y, en principio, salva los empleos. Insisto, en principio
o al principio, si quiere. Porque a medida que pasa el tiempo y el horizonte de
la recuperación se retrasa en cada nueva previsión, muchos de esas iniciales
reducciones o suspensiones acaban en despidos. Almería, como toda España, se ha
llenado de EREs, con especial intensidad desde que en febrero se aprobó la
reforma laboral. De enero y julio se vieron afectadas por ellos 1.365 personas,
casi tantos como en todo 2011 y muchos más que en cualquier año anterior
completo. Si el hecho de que sólo el 34%
de ellos fueran de despido se quiere presentar como un éxito de la reforma es
mejor pensarlo dos veces, porque hasta entonces ese porcentaje era del 8%. Es
decir, hay más y hay más que son despidos.
La eliminación de la
autorización administrativa está en la base del éxito de los eres en España y en
nuestra provincia, que, además, tiene también el triste honor de haber sido
capaz de generar 37 nuevos desempleados cada día desde el 1 de enero. Ahora, en
un momento en que la posibilidad de que muchos de estos EREs inicialmente de
suspensión o de reducción de jornada se conviertan al final en despidos, en la
presentación de los Presupuestos Generales del Estado nos enteramos de que
parte del ahorro en la nómina del paro procederá de suprimir la reposición de
la prestación por desempleo en los eres. En el desmantelamiento de todas las
mejoras que en materia de protección por desempleo se introdujeron entre 2004 y
2011 llega el turno a los EREs. En los EREs de suspensión o reducción los
trabajadores cobran el paro los días que no trabajan. Si, finalizado el ERE, se
produce el despido, recuperaban hasta 180 días de prestación por desempleo. Pues
eso se quita para los que se firmen a partir de enero, de forma que si
finalmente los trabajadores son despedidos seguirán con el paro que les
quedaba, si es que les quedaba. Y, en medio, me sorprende la frialdad con la
que la oposición recibe la noticia, dando la sensación de que conseguida una
prórroga de seis meses en el PREPARA, no
hay nada más por lo que luchar, como si lo sucedido con el subsidio para
mayores de 52 años no fuera mucho más grave o como si esto de los EREs
careciera de importancia. Así vamos.
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