OTRO CLAVO EN EL ATAUD
A finales de semana se conocerán los datos de la encuesta de población activa del primer trimestre y nadie espera que la tasa de paro de Almería sea inferior al 38%. Cuando se conoció la anterior, hubo un frenesí de declaraciones, actuaciones y ¿cómo no? decretos-leyes para acabar con la “lacra”, que en ese momento se decidió era el paro juvenil. El único resultado cuantificable, por ahora, es la disminución de la contratación indefinida. Veremos qué problema parcial se querrá solucionar esta vez.
Por si se acaban las ideas, tengo una posible: el paro de larga duración. Lo mejor sería, qué duda cabe, aceptar que nuestro problema no es el paro en la construcción, o entre los universitarios, o el paro juvenil, De hecho, el paro juvenil es el “normal” a nivel europeo, que consiste en el doble del paro en general. Si tenemos un 25% de paro en general, corresponde un 50% de paro juvenil. Es decir, el problema es el paro en general, una gran parte de él convertido ya en estructural. Para entenderlo con un ejemplo simple: imaginemos que nos dedicábamos a construir casas, la gente deja de comprara casas pero quiere muebles. Los que construían casas no saben hacer muebles, por tanto si una empresa que fabrica mobiliario quiere establecerse no lo hará porque no encontraría personal cualificado y de esta forma continuará un paro aunque mejore la economía.
Almería es un ejemplo, extremo, de algo a lo que no parece darse la importancia que tiene. Miren este dato de paro registrado. En 2009 éramos una provincia en la que el 42% de los parados llevaba así menos de tres meses, incluso un 14% no llevaba un mes sin trabajo y el paro de larga duración no llegaba el 9%. Hoy la situación ha dado un vuelco, y no va a remitir. El 41% de los desempleados lleva más de un año así. Pero el grupo más numeroso, el 22% lleva dos años sin empleo, gran contraste con ese 9% de tres años atrás.
Podemos imaginar lo que todo esto supone para las personas y para Almería. Para los afectados se traduce en menos ingresos, prestaciones agotadas, y para todos, menos personas consumiendo, de forma que se cierran negocios, se despide o no se contrata, y los parches para solucionar una parte, el paro juvenil, el coste de las pensiones, agravan el problema. La realidad es que España cuenta con un alto número de desempleados que no resultan atractivos para las empresas contratantes y sobre las políticas activas de empleo, aquellas que el Estado debería impulsar, preparando a los trabajadores para satisfacer las necesidades de las empresas, sólo sabemos la cuantía en que se recortan.
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