Desde
que mis hijos tienen perro y por tanto lo paseo yo, el círculo de mis conocidos
se ha ampliado notablemente, al incluir a ese otro grupo de paseantes a los que
antes ignoraba. Hace unos días uno, al que calculo algo más de 50 años, me dijo
que esperaba no le pasara nada al perro porque no le podría opera, ya que hacía
más de cuatro años que no trabajaba y estaba agotando la ayuda, esa forma
tradicional de llamar al subsidio pero que lo describe mejor. Cuatro años sin
empleo, y añadió: después de haber trabajado treinta. Pues esa es la realidad,
que pasa el tiempo y las ciudades se llenan de paseantes que llevan cada vez
más tiempo desconectados del mundo del trabajo salvo cada tres meses cuando
renuevan, por internet, su demanda de empleo, o cada seis cuando acuden a
prorrogar la ayuda, si es que queda.
Desde
que generosamente me invitaron a escribir aquí, me había propuesto analizar
cada tres meses lo que es la principal y más dolorosa característica de la
crisis en Almería, la duración del desempleo. Doloroso porque era un fenómeno
totalmente desconocido en la provincia, incluso inesperado en su magnitud y que
lejos de contenerse, acelera su crecimiento mes tras mes, sin que se aprecie
mejoría alguna.
A
principios de este mes, el think tank británico IPPR y la Fundación JP Morgan
publicaban un informe sobre Empleos y Conocimientos en Europa 2014. En él se
afirmaba como positivo que en Europa, a diferencia de lo que ocurre en Estados
Unidos, el desempleo no es aún estructural sino cíclico, motivado por la
crisis, debido a que no hay empleo para todos aquellos que lo están buscando y
no, como sería el caso del paro estructural, que haya desempleo y puesto sin
cubrir porque los parados no reúnen las habilidades que requieren esos puestos.
Me da que esa es también la idea a la que se aferran nuestros gobernantes,
fiando la solución del problema del paro a la recuperación económica. No hay
más que ver la euforia con que se dice que esta Semana santa se celebraran
350.000 contratos. A tiempo parcial y de
cuatro días, y con eso y dos medidas hechas con desgana tipo la tarifa plana, y
se le nota la desgana en lo mal diseñada, ya hemos acabado.
Pero
España si tiene un problema de paro estructural, lo ha tenido siempre, porque
cuando mejor estábamos, allá por 2006, teníamos más paro que media Europa
ahora. En el caso de Almería no estoy tan seguro, ya que efectivamente su paro
se debió durante mucho tiempo al aumento de las personas que se incorporaban al
mercado de trabajo no a la falta de oportunidades. Pero todo eso ha cambiado, y
de nada sirve parecer abuelos hablando de los felices tiempos. En Almería a
mediados de 2007, más de la mitad de los parados inscritos llevaban menos de
tres meses sin empleo, y sólo el 12%, más de un año. Hoy, ya hay uno de cada
cuatro desempleados que llevan al menos dos años sin trabajo, y si les sumamos
los que llevan al menos uno, se acercan al 45%. Estas cifras ya nos hablan de
un mal que no tiene cura
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario