Nuestros gobernantes, que tantas
alegrías nos dan, han conseguido privar a palabras como transparencia o reforma
de todo sentido, a fuerza de usarlas continuamente y para todo. Un ejemplo de
transparencia es el abuso de los decretos leyes y utilizar, para reformas y
modificaciones de calado todo tipo de normas, muchas de nombres equívocos, en
lo que es todo un ejemplo de innovación lingüística. ¿Podía alguien imaginar
que envejecimiento activo significa recortar subsidios por desempleo a los
mayores? o que la ley orgánica de control de la deuda comercial en el sector
público sea el sitio donde se devuelva un día a los funcionarios. Será para que
no monten en cólera.
Ahora le va a tocar el turno, una
vez más, a la reforma laboral. El preámbulo de la ley hacía un análisis
bastante acertado, me parece a mí, sobre cuales debían ser los objetivos del
mercado laboral español. No tiene mucho
mérito, porque los preámbulos de las 45 reformas anteriores también eran muy
acertados. Utiliza ese preámbulo otro mantra que se usó mucho hasta que la
crisis demostró su inconsistencia: flexiseguridad. La necesidad de contar con
instituciones laborales flexibles y fiables. Fiables entre otras cosas por la
estabilidad normativa, es decir, que las normas duren algo en el tiempo.
También decía ese preámbulo que la flexibilidad interna iba a contribuir a sustituir
temporalidad por fijeza y a evitar los despidos.
Por
desgracia, lo que se está haciendo no va en la línea de lo que anuncia el
preámbulo. Las normas laborales duran dos telediarios, la temporalidad se
extiende, y disposiciones adicionales
cambian, anulan o contradicen lo que hace tan sólo un mes parecía solido. No me
extraña que tengan que gastarse 2,5 millones en dar a conocer la reforma,
aunque será un dinero tirado porque ya hay otra reforma de la reforma en
marcha. Contradiciendo toda la propaganda oficial que nos ha bombardeado estos
meses acerca de que la reforma laboral había contribuido a evitar despidos, y
en otro claro ejemplo de transparencia, el PP en el Senado presenta una
enmienda a la ley de presupuesto eliminando el art. 33.8 del Estatuto de los
Trabajadores, y dado que la respuesta lógica sería ah, ese artículo se refiere
al pago por el FOGASA de parte de la indemnización por despido en las PYMES. Se
hace con el objetivo desincentivar los despidos. ¿Pero no habíamos quedado en
que la propia reforma laboral con toda su flexibilidad interna ya había
conseguido evitar los despidos? Pues no, y claro, para no contradecir la forma
transparente de actuación es así, de tapadillo
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