POLITICAS
ACTIVAS
Aunque
el título pudiera parecer otra cosa, no me refiero al papel de la mujer en la
vida política, sino a las políticas activas de empleo. Y tampoco quiero hablar
de lo que son, sino más bien de lo que no son. Llevamos días oyendo hablar de
ALPES, que muchos descubrirán ahora que no sólo se trata de unas montañas, sino
de agentes de empleo, de orientadores, y de figuras de nombres difíciles como UTDLT
y un largo etc. Dejando al margen el legítimo derecho de todos por conseguir un
empleo y mantenerlo, veo opiniones llamativas. Casi todas las que he leído responsabilizan
al Gobierno, a la Junta, o ambos, de cargarse las políticas activas de empleo
porque finalizan las contrataciones de ALPES, o porque el SAE no renueva los
contratos de seis orientadores. Este tema de los seis era de tal gravedad que
merecía hasta un comunicado sindical. ¿Por qué? Me lo pregunto porque desde
junio de 2008 a
junio de 2012 los trabajadores afiliados a la Seguridad Social en nuestra
provincia han descendido en 27.708. Es decir, como poco, se han perdido 27.708
puestos de trabajo. ¿No merecían también 27.708 comunicados?
Y
sobre los agentes de empleo. Leí un reportaje en el que se comentaba que
incluso abrían la puerta del Ayuntamiento. Es encomiable, pero el objeto de su
contratación no era suplir carencias de personal en corporaciones locales. Y,
por no ponerme tenso, no quiero ni pensar en cual fue el mérito concreto de los
directores de alguna oficina de promoción de empleo. Que lo expliquen ellos, ya
que paga el contribuyente. Es justo reconocer, por otra parte, que este
programa guió a muchos emprendedores en el inicio de su actividad, al menos durante el tiempo en que no coexistió
con un sinfín de figuras paralelas y superpuestas. Pero, las políticas activas
de empleo no consisten en contratar agentes de empleo, orientadores, o las
diversas figuras de nombres vistosos que han ido apareciendo y superponiéndose
desde hace lustros. Esas contrataciones son el medio, si es que no hay alguien
haciéndolo ya, para desarrollar actuaciones que permitan que el tránsito del
desempleo al empleo sea rápido, lo que no es poco.
Por
último, las políticas activas de empleo tampoco consisten en hacer cursos a
tontas y a locas ni aquello para lo que el Gobierno las ha dejado: subvencionar
contratos como el nuevo para emprendedores. Desde 1975 se ha bonificado todo
tipo de contrataciones y la la mayor parte de las veces su resultado ha sido lo
que se conoce como peso muerto: subvencionan un contrato que de todas formas se
iba a realizar, o han tenido un efecto desplazamiento: en vez de a uno a otro,
pero no a dos.
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