viernes, 23 de mayo de 2014

Trabajadores extranjeros en Almería


Si nos preguntásemos por el desarrollo de nuestra provincia durante los años felices  veríamos que crecimiento económico y crecimiento de población fueron elevados y fueron juntos, alimentándose uno del otro. Nuestra provincia pasó de tener un porcentaje de residentes extranjeros del 3% en 2008 al 22% del total en 2012.  Y, si en 2000 la Seguridad Social tenía apenas 12.000 trabajadores extranjeros de alta, ocho años después eran 53.000. La importancia de este dato nos la ofrece la comparación con lo sucedido con los trabajadores españoles que en el mismo período crecieron en 38.000
Las razones de esa necesidad de aumentar continuamente la mano de obra disponible como forma de crecimiento económico tampoco se nos escapa. Nuestra provincia creció gracias a sectores que empleaban muchos trabajadores en poco tiempo, Agricultura primero, Construcción después. Es fácil cargar ahora las tintas contra la Construcción que tanto bien nos hizo y nos tendrá que volver a hacer.
Y así, tras este crecimiento disparado, llegamos a la situación actual. Tendemos a trasponer a nuestra provincia lo que ocurre a nivel nacional, aceptando como real que la falta de trabajo hace que se hayan invertido los flujos migratorios y que muchos de los que vinieron se vayan. Pero entre nosotros eso no es muy cierto. Puede que la llegada de trabajadores extranjeros se haya detenido pero un cambio de tendencia, es decir, a irse, no se ve. De hecho en los seis primeros meses del año, el número de extranjeros con tarjeta de residencia creció en 2.360, eso no quiere decir que hayan venido más, pero sí que los que se han ido no son significativos. La afiliación a la Seguridad Social ha descendido durante la crisis y el total de trabajadores es hoy igual al que existían en 2004. Un dato terrible pues estamos hablando de la pérdida de casi 54.000 empleos. Tampoco es cierto que los extranjeros sean los más perjudicados. Los afectados se cuentan por sectores de actividad económica no por nacionalidad. Además, los beneficios sociales que aún gozamos, y digo aún, porque aquí no puedes dar nada por definitivo, facilita el arraigo.

Y este análisis viene a cuento porque desmonta las esperanzas que tenían los que ansiaban vendernos éxitos en la reducción del paro y confiaban en el descenso de la población activa por la emigración y el retorno. Es decir, al ser menos, se podía decir que le paro no aumentaba o incluso disminuía, así sin hacer nada.  Pues no va a ser así, lo que hará reducir las cifras de paro es la creación de empleo y no los trampantojos contables.

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