NUEVE AÑOS HABLANDO DE EMPLEO
Diario de Almería cumple nueve
años y no son nueve cualquiera. El motivo de felicitación es pues doble: uno
haber llegado hasta aquí atravesando un período tan convulso, intenso y muchas
veces triste de la vida social y económica de nuestra provincia y el segundo es
habérnoslo contado. Un mérito que se entiende mejor al recordar los momentos difíciles que la profesión pasa y
que tiene su cara amarga en un dato: si cuando este medio publicó su primer
ejemplar las Oficinas de empleo tenían registrados a 20 periodistas en paro
–los no registrados son difíciles de calcular- hoy son 49. La peor parte se la
llevan las mujeres que pasaron de 7 paradas a 34. Alcanzar las mismas tasas de
ocupación cualificada entre hombres y mujeres en nuestra provincia y en toda
España sigue siendo un objetivo como sociedad.
Estos nueve años tienen, además,
un gran simbolismo porque es al año de su nacimiento al que se toma como
referencia para evaluar si la recuperación ha sido un éxito y cuál ha sido su
coste, la tasa de sufrimiento, que también se mide. En este su noveno
aniversario, en medio de situaciones tan inéditas como estar todo él con un
Gobierno en funciones es cuando mejores noticias nos ha contado sobre el paro,
quizás no tanto sobre el empleo y su calidad. Pese a que el 22% de desempleo actual
duplica la tasa existente cuando publicaron su primer ejemplar, Almería encaró
el final de 2012 con una tasa del 38%. Hoy no estamos al nivel de 2007 pero
casi, al de 2008.
Mirando atrás las dos grandes
diferencias respecto hace nueve años son: una, que el entonces inexistente paro
de larga duración afecta ahora a uno de cada cuatro parados y los que lo sufren
son los que enfrentan la mayor dificultad de todos para reincorporarse al
empleo. La otra es la evolución de la población activa, las personas que buscan
trabajo o lo tienen. Lo tradicional en las crisis es que durante ellas los
activos desciendan porque la gente piensa que no encontrará empleo y deja de
buscar y que, con la recuperación, resurja la esperanza y vuelva a aumentar,
influyendo indirectamente en que el descenso del paro sea menor. Esta vez ha sido diferente. Hasta 2007
crecía en torno al 3% anual especialmente
por la llegada de extranjeros, durante la crisis no bajó sino que aumentó
porque al afectar a la Construcción, que mayoritariamente emplea hombres, el
sueldo que estos perdieron tuvieron que salir a intentar conseguirlo, más
precario y peor pero sueldo al fin, su cónyuges. Y en la recuperación la
población activa no sube, baja. Los jóvenes ya no se incorporan tan pronto al
mercado de trabajo lo que está bien si significa que siguen formándose y otros
han regresado a la Formación. Pero también tenemos las mayores cifras de
población inactiva desanimada, es decir, porque están seguros de no
encontrarlo. Ese abandono representa el 40% del descenso del paro desde ese
pico de 2012. Pero la nave va y en el próximo aniversario recopiláramos más
buenas noticias.
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