De sumergida nada
Hace
unos días se me estropeó el calentador del agua y cuando en uno de los sitios
donde llamé para pedir presupuesto y me dijeron el precio hiperventilé. El
vendedor intentó tranquilizarme diciendo que pensara que era el precio sin factura.
Sin factura, pensé, ¿es qué pretenderá cobrarme más por una cuartilla? Pues sí,
me aclaró que si quería una simple nota en lugar de factura no incluía el IVA.
Tal cual, por teléfono, sin preocuparse de si quien llamaba para pedir
presupuesto era un inspector de Hacienda o un participante en la campaña
denuncie a su vecino infractor.
En cuatro años más
de 6.000 autónomos han salido del sistema en Almería y los datos de desempleo
nos dejan en muy mal lugar incluso ante el resto de Andalucía. El gabinete de
estudios del BBVA acaba de publicar su informe sobre nuestra Comunidad en el
que dice que el paro llegará al 35% en 2013, y en Almería sólo podemos desear
que sea cierto porque supondría un descenso del paro, que en el segundo
trimestre de 2012 alcanzó la cifra del 35,32% y en el tercero superaremos el
36%. Debajo de todas esas cifras, y con las prestaciones por desempleo
cubriendo cada vez menos y a menos gente, las personas tienen que buscarse la
vida para sobrevivir y es, si no comprensible, al menos entendible cierto nivel
de “creatividad impositiva” motivado por la necesidad. Lo que no se justifica
es que la competencia entre empresas no conozca otro sistema que el de la
evasión fiscal, esto es, que el margen para ofrecer un mejor precio sea cobrar
o no el IVA, en lo que influye, también, el que al final todos los que te
ofrecen el servicio tengan el mismo proveedor. Están tan preocupados en
reformar el mercado laboral que el de bienes y servicios se ve que nunca toca.
Al comienzo de las
crisis el nivel de economía sumergida desciende porque el primer empleo que se
pierde es, precisamente, el informal que no tiene un coste añadido para el
empresario. Después, a medida que la crisis avanza se empieza a destruir el
empleo formal y, al cabo de un tiempo, algunos de estos parados y algunos de
esos empresarios pasan a la economía sumergida. Ya estamos en esa fase y nuestros
gobernantes que no pueden negar su responsabilidad en el asunto porque tienen
el deber de vigilar y por tanto la “culpa in vigilando”, tendrán que decidirse.
O bien
ejecutar planes reales y creíbles de lucha contra el fraude
y reformar el mercado de bienes y servicios o seguir sangrando a una clase
media que cada vez tiene menos capacidad de consumo y por tanto de pedir
factura, lo que, a su vez, lleva a que la oferta sin IVA se extienda.
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