REALIDADES PARALELAS
Hubo
una época en la que ibas a la peluquería y te hablaban de y solo de fútbol. No
importaba que no supieras mucho del tema, saber de fútbol en la peluquería era
como el valor en la mili, se suponía. Pero ahora no, ahora escuchas un cúmulo
de desgracias y malos presagios, que te hace salir de allí para arrojarte en el
bar de enfrente, pedir algo fuerte con objeto de reactivar el consumo y, para
espanto del camarero, echarte a llorar.
Pero,
mientras el peluquero explicaba que no cierra el negocio porque no tiene dinero
ni para eso tenía la sensación de que la verdadera brecha que se está abriendo
es entre la sociedad civil y su clase política, incapaz de dar una respuesta a
la preocupación. Que, para no tener que responder, nos ofrecían una sobredosis
de actualidad catalana y ahora, desde el campo socialista un video, en el que
te piden perdón de la mejor forma en que se puede pedir perdón y quedar como un
señor: dos años después, para de paso poner una chinita al dirigente actual y
sin que comprometa a nada. Te pido perdón por haberte bajado el sueldo.
Gracias, pero después de esa bajada he tenido varias congelaciones y he perdido
la paga extraordinaria así que ya ni me acuerdo de aquello.
Lo
chocante es que a esa petición y utilizando el plural no la primera persona del
singular se unen quienes en aquel momento votaron a favor y criticaron a los
que votaron en contra, o que fueron artífices de esas decisiones y al comienzo
de la crisis nos ofrecieron perlas como esta: “los que más sufren la crisis son
los ricos”. Otra variante de la ceremonia del perdón en cabeza ajena es la de
los dirigentes socialistas que se disculpan por el cambio de la constitución en
agosto. Vale, y esto lo dice alguien que en aquel momento firmó la petición de
que se sometiera a referéndum, no se perdieron las elecciones por el cambio de
la constitución, se perdieron por el paro. El que existía y, sobre todo, el que
se temía que pudiera existir, porque nada te anima tanto a cambiar de voto o no
votar como el temor de que aún puedes ir a peor. El cambio de la constitución
para alguien que ha dejado de pagar la cuota de autónomos y así poder comprar
el pan no le llevó a una reflexión en la que se dijo a sí mismo: creo que la
modificación del párrafo segundo, del punto primero de ese artículo me impide
votar socialista. No, fue el paro de sus hijos y su sensación de falta de
futuro. Lo que los dirigentes socialistas tienen que ofrecer son soluciones a
los problemas de la gente, solidaridad y sentido de la justicia, y menos
evadirse mirando hacia un pasado cada vez más lejano.
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