Dejando
aparte todas las bromas que se pueden hacer sobre el éxito de un descenso del
paro en un 0,00% a nivel nacional, que es a lo que equivale bajarlo en 31
parados, no puede negarse que los últimos datos son positivos a nivel nacional
y también en Almería. Es más, si contemplamos el período mayo – agosto, en
Almería el paro descendió en el conjunto de estos cuatro meses en 205 personas,
aunque en porcentaje queda peor: -0,25%. Es bueno porque estos meses
concentran, tradicionalmente, importantes incrementos del paro en la provincia.
Tenemos como ejemplo 2007, antes de la crisis, cuando aumentó en 7.929. La razón está en el fin de actividad de los
almacenes hortofrutícolas que emplean mucha mano de obra y ese aumento
estacional no se compensa con el incremento del empleo en el sector turístico.
Sin
embargo, seamos prudentes, porque ese ligero descenso del paro no se acompaña
de previsiones de crecimiento vigoroso y sostenido del empleo, cuyo carácter
temporal avoca a muchas personas y por largo tiempo, a continuas entradas y
salidas del desempleo, y con la protección a los parados reduciéndose. No hay
más que ver el milagro del ahorro: 2.000 parados más que hace un año y 4
millones de euros menos de gasto.
Seamos
prudentes, digo, porque en agosto se llegó a la mayor cifra de desempleo
registrado que hemos tenido nunca. Sólo por eso, unido a que en cinco años hay
35.000 parados más, parecería lógico pensar que ya no puede haber grandes
aumentos. Por otra parte ese descenso coincide con una caída de la afiliación a
la Seguridad Social, es decir, de empleos en 17.126, y el total se sitúa al
nivel de 2004, una década pérdida. En cuanto a los contratos, las cifras son
engañosas y se prestan a la manipulación fácil. Se han registrado más contratos
que en los últimos años, cierto, y habría que volver a 2008 para encontrar una
cifra tan alta, pero se logra mediante contratación temporal, corta e incluso a
tiempo parcial. Así, por ejemplo, en 2008 y sin reforma laboral, hubo el mismo
número total de contratos que ahora pero el de indefinidos duplicó a los
actuales.
Es
decir, la situación parece empezar a mejorar, pero más despacio de lo que nos
quieren hacer creer. Ayuda el simple paso del tiempo y, sobretodo, la caída de
la población activa, es decir, los trabajadores no vienen, se van. Esto que
alivia los datos de paro añade un peligro al horizonte: se van trabajadores,
pero el conjunto de parados y jubilados aumenta, hasta el punto de que, con los
datos de agosto, en Almería hay una persona trabajando por cada inactivo,
parado o jubilado.
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