Soy consciente de que
escribir de estos temas en los que el debate se mueve en el terreno del
sentimiento es meterse en un gran charco. Pero llevamos una semana en la que el
hecho de que no haya en el nuevo gobierno de la Junta de Andalucía un consejero
nacido en la provincia ha dado para todo tipo de opiniones, casi todas
dirigidas a repetir la idea de provincia marginada frente a otras zonas de
Andalucía.
No hay un Consejero
almeriense, pero tampoco un ministro almeriense, y me pregunto por qué no se
usa el mismo argumento, esta vez dirigido al Gobierno de la nación, afirmando
que se ha vuelto a marginar a la provincia de Almería, lo que es otra muestra
de que el partido gobernante sigue castigando a la provincia. Supongo que en
este caso la respuesta es que el Gobierno lo es de todos y que sería absurdo
reclamar 49 ministros. O, peor aún, que ni nos lo planteemos.
No creo que haya agravio o
que entre nosotros no haya nadie digno del puesto. Pero me sorprende que se
deje pasar la posibilidad de exigir lo que se quiere para Almería de la nueva
presidenta, y se prefiera tratar este tema como si de la designación de la
ciudad que albergará los juegos olímpicos se tratara. A los ciudadanos nos da
un poco igual donde haya nacido un Consejero, es más, me pregunto cuántos
seríamos capaces de decir el nombre de tres de ellos o de tres ministros. Pero
lo peor es que tras estas críticas nos queda una sospecha, porque da la
sensación de que se aceptase la idea de que gobernar es para los míos, los de
mi signo, los de mi provincia.
¿Qué debería recordarse al nuevo gobierno de la Junta,
más allá del lugar de nacimiento de sus consejeros? Pues, entre otras muchas,
que Almería tiene una tasa de paro que supera el 35% y que el desempleo de
larga duración afecta ya al 25% de los parados, un hecho desconocido hasta
ahora y que arroja incertidumbres sobre el futuro, ya que muchos de los parados
mayores de 50 años y que llevan más de dos sin empleo no volverán al mercado de
trabajo. Lo fácil sería correr a buscar un culpable pero aquí hay gobiernos de
todos los colores. A mí, sobre todo, me gustaría pedir que aquellas actuaciones
que apoyen al empleo en la provincia tengan a los mayores de 52 años como prioritarias,
porque son los grandes derrotados de todas las medidas que ha tomado el
gobierno central. Las medidas de lucha contra el paro juvenil no han creado más
empleos, los han desplazado hacia los jóvenes y las reformas de la protección
por desempleo, directamente han desprotegido a miles de ellos, ahora y, aún
peor, en sus futuras pensiones
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