Desde el cariño que
procede de la afinidad ideológica me animo a pedir que se repiense ese plan de
la Junta consistente en un bono mensual de 400 € para jóvenes que acaban FP, la
Universidad y buscan su primer empleo o han sido beneficiarios de la beca de
segunda oportunidad. Mejor es continuar con esto, becar la formación, que becar
contratos dando la sensación de que nuestro tejido laboral es tan débil que
sólo lo sustenta la subvención.
No entiendo muy
bien la atracción que tiene esa cifra, 400, entre nuestros dirigentes, porque
los demás la asociamos inconscientemente a fracaso. Esa fue la cuantía que se repartió
a los ciudadanos en 2008, los famosos 400€ de Zapatero. No fue un gran acierto,
no despertó la euforia cuando se cobraba y si el enfado cuando se terminó. Toda
una lección para gobernantes: si luego lo vas a quitar algo, no lo pongas.
400 es también la
cuantía del PREPARA. Un plan que sigue una tendencia legislativa en materia de
empleo consistente en ponerlo todo tan complicado que al final facilita el
fraude. Baste un ejemplo: en una mañana y con un solo curriculum escrito con
desgana se consiguen los sellos de nueve empresas y a cobrarlo. Ahí acaba la
medida de inserción, profundizando aún más en la idea de que las políticas
activas de empleo son un incomodo e inútil trámite para conseguir una renta.
Pues bien, el bono
de 400 €, consiste en que los interesados menores de 35 años (Nótese lo de
acabar FP con 34 años) se integrarán en una bolsa en base a sus méritos
académicos. A esta bolsa accederán las empresas que requieran personal y que
podrán descontar del sueldo mensual el incentivo que concederá la Junta durante
un año. Lógicamente buscarían aquel que, de paso, encaje en las subvenciones
estales, así que da igual ordenar por mérito o por apellidos. Un poco lioso
para un tejido empresarial caracterizado en un 95% por microempresas. Creer que
esto generará 29.000 empleos es todo un acto de fe, especialmente porque aún no
se han evaluado los planes anteriores que también anunciaron miles de empleos.
Como miles anuncia, por su parte, la ministra de empleo gracias a la reforma
laboral. Todo parece tan sencillo que cuesta creer que no se haya ensayado
antes. Lo malo es que si se ha ensayado, durante 30 años. La demanda de
trabajadores no se crea por Ley ni por bonificar, surge cuando el empresario tiene
una necesidad real de producir o vender. Así que es difícil que estas medidas
aumenten el empleo pero es fácil que subvencionen una contratación que de todas
formas iba a producirse, desplazándola hacia un trabajador en perjuicio de
otro.
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