BUROCRACIA
MUNICIPAL
Tiene
muy mala fama la burocracia y sin embargo, cierta burocracia, no la veo mal. Es
esa que sirve para dar seguridad, con sus procedimientos, sus garantías, su
rutina que te ofrece la confianza de lo ya visto. Pero, una cierta burocracia, no lo del
Ayuntamiento de Almería, donde el trámite más sencillo se convierte en una
aventura. Soy residente en la zona de la ORA y con la experiencia acumulada, en
diciembre me apresté a renovar la tarjeta de residente. Esa que te hace pagar
por aparcar en la parte de tu calle pintada de verde y si no tienes sitio
pagas, más, por aparcar en la parte pintada de azul. La aventura comienza
recogiendo el listado de documentos que debes presentar, y empieza la gimkana. Lógicamente es siempre en un horario de mañana
y nada de tramites online, porque si las cosas se ponen fáciles no las aprecias
igual.
En
general consiste en recorte todas las dependencias municipales posibles
trasladando papeles de una a otra. Un alma ilusa pensaría que con hacer una solicitud
bastaba y el propio Ayuntamiento comprobaría todo porque tiene los datos. Pues
no, empiezas recogiendo un certificado de empadronamiento. Esto es fácil. A
continuación vas a otra dependencia municipal para ver si tienes multas. Tras
tomar conciencia de que has perdido la mañana, comprueban que no tienes multas
y empieza a sonar una impresora. Crees que es ruido liberador indica que has
conseguido el papel y superado la prueba. Pues no, lo que sale es un impreso
para que vayas a un banco a pagar 12€ y rapidito. Después vas a un registro
municipal y rellenas una solicitud. Te dicen que en dos días podrás volver a la
dependencia anterior y recoger el papel. ¿Te lo has creído? Peor para ti, vas,
y te encuentras con que aún no les han enviado la solicitud, la vez siguiente
está a la firma, y la siguiente se está firmando. Un mes después te lo hacen en
el momento y se sube a la firma. ¿Has
acabado? Que va, ahora coges todo eso y te vas a otro registro municipal para
solicitar que te incluyan en el listado de residentes, en el que ya estabas
incluido. Lo mejor es que, además, tienes que hacer una declaración jurada
diciendo que lo que presentas es cierto ¿pero cómo no va a ser cierto si te lo
acaba de dar y cobrar el mismo Ayuntamiento al que se lo diriges? ¿Has
terminado? No, tampoco. Ahora toca esperar y llamar de vez en cuando a ver si
ya está. Se inicia entonces el último trámite, ir a otro sitio y pagar. Empecé
en diciembre, terminé en marzo. La mejor manera de gobernar y gestionar es que
no se note, que no moleste, y aquí parece que se trata de, justo, todo lo
contrario, que gobernar es incordiar
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