Esta será, probablemente, la
tercera vez que desde esta columna vuelvo a mirar el tema del paro de larga
duración. No lo hago con la esperanza de ver que desciende. A l fin y al cabo,
no se ha hecho nada, no ya en Almería sino en toda España, para paliarlo. Lo
hago para comprobar hasta dónde puede llegar el tema y nuestra capacidad de
asombro.
Como las veces anteriores,
empiezo recordando que el desempleo de larga duración era un fenómeno
desconocido en nuestra provincia cuyo mercado laboral sufría el vicio de la
contratación temporal sin causa. Esto es, además de la lógica contratación
temporal en actividades de campaña, Construcción, Agricultura, Turismo, tenía
contratos temporales como normal general en todo lo demás, hasta en las
Administraciones públicas, y el problema de la rotación: contrato temporal,
prestación por desempleo que eran como vacaciones a cargo del contribuyente, y
contrato temporal.
Hoy eso se ha roto. Pero no crean
que sea porque se impone el empleo estable, como pretendían todas las reformas
laborales. Todo lo contrario, no había niveles tan bajos de contratación
indefinida desde 1997. La ruptura viene en que ya no hay un círculo contrato
temporal, paro, contrato temporal. Hay una línea recta: contrato temporal,
probablemente a tiempo parcial y paro. El paro es un pozo que atrapa a las
personas y cuanto más mayores más difícil se les pone salir de él. ¿Qué es lo
primero que debería hacer un parado almeriense de 45 años, no digo ya 50, para
encontrar empleo? Fácil: ser más joven.
En la primera columna que dediqué
a este tema, allá por septiembre de 2012 nos alarmaba comprobar que las
personas que llevaban más de dos años inscritas como parados constituían ya el
19% del total de la provincia, pero que si a ellos se sumaba los que llevaban entre
uno y dos, representaban el 38%. Pues eso era hasta bueno comparado con lo que
tenemos ahora. Los desempleados que llevan más de un año en paro suponen el
41,50% del total. Pero lo que ya no alarma, sino entristece, es ver que uno de
cada cuatro parados de Almería hace al menos dos años que no trabaja. Insisto
en las cifras para dar idea del problema. Octubre de 2008, el 7% de los parados
había dejado de trabajar hacía más de dos años. En octubre de 2012, ya eran el
20% y en diciembre de 2013 el 24%. ¿Se está haciendo algo para remediar esta
lacra? En absoluto. Los parados de larga duración, las grandes víctimas de la
crisis, resultan invisibles. Son 31.300 almerienses los que a final de 2013
tenían todas las papeletas para no volver a trabajar nunca y se ve que da
igual.
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