Hablamos estos días de la
tasa de paro y, sin embargo, no es el único gran indicador de la salud laboral de
una economía. En Almería ha bajado al 33,6%, que augura un 35% en verano, pero
recordemos que la tasa mide la relación entre puestos de trabajo disponibles y
el número de personas que buscan empleo. Esta es la clave, porque el paro puede
bajar pero su tasa no nos dice en qué medida se debe a una recuperación
económica que impulsa la creación de empleo y en cual por otros factores como el
desánimo que lleva a las personas a dejar de buscar empleo.
La población activa en
Almería, aquellas con trabajo o que lo buscan, es hoy la misma de hace tres
años. Hasta entonces crecía un 3% anual. Esto indica que el total de personas
que desde 2011 han llegado al mercado laboral compensa el de los que se van,
sea por emigración, fallecimiento, jubilación o desánimo. Sobre esta cuestión
escuche hace un tiempo un símil que lo explica muy bien. Imaginemos una tienda con
pérdidas que busca tener beneficios. Los puede conseguir vendiendo más
productos, que sería lo ideal, despidiendo trabajadores, o una mezcla de ambas.
No es lo mismo una forma y otra, aunque ambas nos den una cifra de beneficios. Pues
aquí igual, se puede bajar el paro porque se crea empleo o bien porque la gente
emigre o deja de buscar.
Por ello creo que la tasa de
empleo es el mejor indicador sobre el estado de nuestra economía, ya que nos
dice las posibilidades que tiene la población en edad laboral de encontrar colocación.
Mientras que en países como Alemania, Austria o Polonia, a pesar de la recesión,
la tasa de ocupación ha subido, España registra el mayor descenso, 8 puntos
porcentuales. En Almería ha sido aún peor, porque la caída de la tasa ha sido
de 16 puntos, lo que da una idea de todo el empleo destruido. Al iniciarse 2007
trabajaba el 59,26% de las personas entre 16 y 65 años y hoy el 43,26% aunque
el dato positivo es que seguimos por encima de la media española, del 36,87% pero
muy lejos de la europea situada en el 66,50%, al que un día aspirábamos.
Desolador. Cuando 6 de cada 10 almerienses, o 7 de cada 10 españoles en edad laboral
no lo hacen, se pierde nuestro principal recurso, el capital humano y la creación
de riqueza que hubiera aportado. Se ingresa menos en concepto de impuestos y
cotizaciones que deberían sostener el sistema de pensiones, la sanidad, y se
gasta más, al abonar el paro. Lo peor es que para que Almería regrese a 2007, de
equipararnos a Europa ni hablamos, se necesitan 100.000 empleos, ese 16%
perdido y contando con que no aumente la población activa.
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