Así es, 2013 está a punto de
finalizar y nosotros estamos aquí para verlo. Y cuando un año termina, siempre
confiamos, a veces ciegamente, en que el próximo será un nuevo comienzo, y las
cosas irán mejor. ¿Por qué no?
Cuando la semana que viene
conozcamos los datos de paro registrado se cumplirá lo que vaticinábamos para
Almería hace justo un año, menos parados que al iniciarse 2013, quizás unos
7.000 menos, un 7% de descenso. Y cuando a finales de enero conozcamos los
datos de la Encuesta de Población activa la cifra total de parados también será
inferior a la de 2012, puede que unos 125.000. Recordemos que cuando había
cerca de 100.000 un candidato a presidir la Junta convocó una manifestación. La
de ellas que hubiera podido hacer estos dos años.
La tasa de paro de 2013 no diferirá, sin
embargo, de la de 2012, alrededor del 36%, y eso nos dice que el descenso del
paro no se debe a la recuperación económica, aún iniciándose. La clave está en
el descenso de la población activa. No hay trabajo, la gente se va o deja de
buscar. Menos personas buscando, menos paro. Quizás sea una fase necesaria, yo
ya no me atrevo a opinar, incluso es posible que no sea necesario llegar a un
crecimiento del 2% que se dice como si fuera un mantra, para crear empleo. Las
plantillas están tan ajustadas que un pequeño aumento en la demanda requeriría
nuevos empleados.
Este es pues el bagaje con que
entramos en 2014. Un año en el que confío en que se cree empleo neto y no
confío nada en que ese empleo sea estable, aunque lograrlo fue una de las justificaciones
de todas las reformas laborales. Es un objetivo que parece definitivamente
abandonado por el Gobierno tras introducir más tipos de contratos temporales
disfrazados de empleo joven y fracasar el contrato indefinido de emprendedores,
ya que el 80% de ellos no superan los doce meses que permite despedir sin
indemnización. Como en el cuento de la zorra y las uvas, al no conseguir acabar
con el que fue el gran mal de mercado laboral español, la temporalidad sin causa,
se nos dice la falacia de que más vale un empleo absolutamente precario que
ninguno. Y para que sea de verdad precario, dan una nueva vuelta de tuerca a
ese fracaso, y se va a permitir que el irónicamente llamado contrato indefinido
de emprendedores se pueda hacer también a tiempo parcial. Ya lo estoy viendo,
contratos de mozo de almacén de dos horas de duración teóricas al día, con doce
meses de prueba y la posibilidad de hacer horas extras, por si nos pilla la
Inspección. Seguro que se podrían hacer mejor las cosas, pero no se quiere.
Feliz 2014.
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